miércoles, 23 de mayo de 2018

Allende la Mar Cuayada (VIII): El canal greguería y la batalla de Aboño.

Tal vez te haya pasado alguna vez. Estas escuchando una canción en otro idioma o atendiendo a un extranjero hablando en su propia lengua y de pronto te parece escuchar alguna palabra, tono o significado reconocible, tu cerebro hace click y haces rápidamente una correlación con el español. Un lingüista te explicará que esto es debido a que muchos idiomas están entroncados con el latín o conservan algunas de sus palabras, aunque puede que por un momento tu mente haya accedido por breves instantes al canal greguería.

En veinte años después Dumas ponía en boca de su héroe Artagnan que el entendía el ingles debido a que este era simplemente un frances incorrectamente pronunciado. El gascón no andaba mal encaminado, pero se equivocaba en un pequeño detalle, ya que en realidad todo idioma es castellano mal pronunciado.

Todo esto nos lleva a Ramón Gomez de la Serna, sus greguerías, Azorín, la revista Sur, Borjes y la glosolalia. El señor Ramón (como gustaba que le llamaran) fue un escritor y periodista vanguardista vinculado a la generación de 1914, con un estilo muy particular cuya cúspide llega en la creación de las greguerias. Un ejemplo de estas serian «lo más importante de la vida es no haber muerto» o el Pensador de Roden es un ajedrecista al que le han retirado la mesa». Como puedes ver, son sentencias engañosamente sencillas que basan su efectismo en establecer asociaciones dispares o libres con cierto humorismo metafórico.

Ramón y Azorín.
Azorín, fue un escritor de la generación del 98. Sus frases cortas y precisas eran capaces de despertar la más gran melancolía y a la vez las iras más funestas, esto último debido a que también era crítico literario. Gran viajero gracias a que su familia era acomodada entabló amistad con Serna cuando coincidieron en Oviedo. Azorín estaba visitando a su amigo Clarín, mientras que Ramón estaba cursando los estudios de derecho, fueron presentados y pronto surgió un vínculo entre ellos. Pero lo que realmente nos interesa es que Azorín en realidad era un agente osero, captado por el propio Clarín, el cual había fingido su muerte en 1901 para continuar con su labor dentro de la organización, la cual era más de administración de misiones; aunque nunca perdió el aplomo y la maña con las pistolas, gracias a que estas habilidades habían sido forjadas en sus duelos universitarios y contra rivales literarios.

El sueño de Jovellanos, de una organización completamente ajena a la iglesia y al rey se lleva de «aquella manera», ya que en España todo tiene que ver o con política o con sotana y más en los tiempos de estos escritores. Los oseros siguen teniendo la base bajo Covadonga y sus operativos continúan trabajando prácticamente sin cobertura, arreglándoselas como buenamente pueden y manteniendo como único espejismo de escalafón sus ocasionales visitas a las bóvedas debajo de los lagos para la consulta de documentos, obtención de equipamiento especial o entrega en custodia de artefactos arcanos. El problema es que quieras o no, no puedes impedir que alguien escoja bando o que tus acciones perjudiquen o beneficien a alguien.


El caso es que Azorín se interesó por el naciente género de las greguerías, cuya ingeniosa simbología y paralelismos vinculó con la glosolalia. Este es el lenguaje de los locos, un conjunto de palabras inventadas e inconexas sin aparente sentido, que si son escuchadas pueden ser interpretadas de diferentes formas. En algunas corrientes arcanistas es considerado el lenguaje primigenio, el primero que hablaba el hombre antes de la confusión de Babel y que apareciesen los diferentes idiomas del mundo.

Por aquel tiempo el alicantino aún conservaba algo de su equipaje anarquista y viendo como España (y por ende el mundo) se desangraba en bandos y disputas que nada bueno presagiaban (en pocos años estallarian varias guerrgu mundiales) ideó un plan. Como osero luchaba contra muertos inquietos y criaturas surgidas de la mar cuayada, como su conocido caso del enfrentamiento contra la dama blanca de Aigües de Busot, pero la mayor parte de las veces su cometido era recopilar legajos y constatar la presencia de lo sobrenatural antes de llamar a los agentes de campo. Aun así tenia acceso a las bibliotecas de Covadonga y allí trazó un plan cargado de idealismo. Si la base del pensamiento es la lengua y todo el mundo hablara el mismo idioma, estaría condenado a entenderse, limando así las asperezas ya que no habría mal entendidos.

Inició a Ramón dentro del conocimiento de lo sobrenatural y la influencia de la mar cuayada, pero solo de una forma superficial. Durante años preparó el rito, el cual consistiría en hacer que todo el planeta hablase español usando como piedra de toque la capacidad de simbolismo de las greguerías, pero algo le faltaba para completar el ritual, un alma que unificase todo ese concepto. No fue hasta 1935 que Azorín contactó con Borjes a través de Serna, gracias a la fundación de la revista Sur, que no pudo completar el ritual.

Jose Luis Borjes.
Borjes le dio el alma, el núcleo que necesitaba. La imagen de una inmensa biblioteca, ordenada por la exactitud de las matemáticas y en la que se acumulaba todo el conocimiento del hombre. Y con estos mimbres los tres escritores tejieron un ritual. Es creíble que Serna y Borjes se lo tomasen un poco a broma, ya que habían sido mantenidos en la ignorancia sobre que lo sobrenatural realmente existía, pero se lo tomaron como un juego y acompañaron a su amigo a Aboño, donde tubo lugar el ritual. Algo salió mal.

La mar cuayada andaba revuelta, en lo que se pensaba que era una resaca después de la primera guerra mundial. La ceremonia llamó la atención del más allá, debido a que el fín del ritual era establecer una única lengua y no se tubo en cuenta que los muertos hablan todos el mismo idioma. Tomándolo como una invitación la marea creció, desgarró nuestra realidad y penetró en la nuestra, desatando una tormenta sobrenatural en la que cabalgaban por igual muertos, demonios y mitos.

Clarín andaba con la mosca tras la oreja desde hacia tiempo y acudió a la zona, pero por desgracia fue tarde. La subida de la marea era tal que hubo que movilizar a los vaqueiros, los cuales descendieron de sus brañas empuñando varas de tejo y avellano, de las inmediaciones acudieron más oseros empuñando hierro y plomo en sus revólveres e incluso fue necesario descongelar al mítico Toribión de Llanos en las cámaras criogénicas de Covadonga cuando un cuelebre asomó los morros desde su retiro.

Toribión y sus perros combatiendo un aspecto del Busgosu.
Durante tres días y tres noches se combatió a lo largo y ancho de todo Carreño y aunque la marea llegó a otras parroquias la amenaza fue mitigada, aunque el daño ya estaba hecho. Algunos estudiosos afirman que el remanente del ritual funcionó como una goma elástica y mientras que su intención fue acercar las posturas de las personas desató el efecto contrario como compensación, ya que la guerra civil estalló al año siguiente, provocando una crecida de la mar cuayada, la cual se alimentó aún más del torrente de muerte cuando la segunda guerra mundial hizo acto de aparición. Tal vez esto fuese algo exagerado, pero al menos salió algo bueno del asunto puesto que había nacido el canal greguería. La zona de toque con la costa de la mar cuayada en Aboño fue sellada bajo un cuartel de la guardia civil, aunque el desgarro fue tal que sus aguas siguen tocando nuestro mundo. Gomez de la Serna y Borjes fueron reclutados, siendo el último el encargado de desarrollar la organización en Sudamérica, siendo ayudado por Serna unos años después, luchando juntos contra la influencia de las Iaras, Caaporá e incluso contra el mismísimo Sombrerón.

Clarín.
El ritual había sido cortado por la intervención osera, pero un remanente había quedado de su fin inicial justo en las costas de nuestra realidad. El poder asociador de las greguerías provocó que todo idioma extranjero que se hable o lea dentro del territorio peninsular o las excolonias sea inmediatamente traducido a los oídos u ojos de todo aquel que acceda al canal greguería. Esto funciona también a la inversa, haciendo que incluso un miembro de las SS que no haya escuchado español en su vida sea capaz de interpretar a alguien hablando con acento andaluz cerrado (lo cual también es válido para el resto de habitantes de la península). El canal parece funcionar en todo territorio en el que exista presencia española y la traducción depende del número de españoles que se encuentren en la zona. No es lo mismo acceder al canal dentro de España que en Groelandia, siendo la traducción tremendamente deficiente en esta última, con frases trufadas de palabras del idioma propio o traducciones literales que despojan de sentido a la frase. En su iniciación los oseros son entrenados para sintonizar mentalmente el canal, lo cual facilita mucho su trabajo de campo.

El canal greguería se manifiesta de una forma curiosa. Las palabras de saludo y despedida nunca son traducidas, así que el osero va a tener que interpretar los guten morgen, hello o salam malecum que escuche. Ademas, los extranjeros siempre se expresan como un español piensa que se expresan, así que un alemán arrastrará las erres y parecerá siempre enfadado, los franceses parecerán pedantes y cambiarán todas las erres por ges o los ingleses alternarán la flema con el hablarte a gritos usando una medida mala educación, todo ello trufado con palabras del propio idioma que añadirán color a la conversación. En el caso de la traducción inversa, se ha comprobado que elevar la voz y gesticular mucho ayuda a una mejor comprensión por parte de los extranjeros.

Los oseros prohíben mostrar el ritual de acceso al canal a los civiles, para evitar lo que se conocen como “infecciones narrativas”, ya que se ha descubierto que quien controla el lenguaje puede afectar a la mente de quien lo use y las greguerías es una puerta para ello. Aun así se ha visto que hay un número de personas que son receptoras inconscientes de dicho canal, las cuales son vigiladas y reclutadas en el mejor de los casos, recibiendo café en el peor de los escenarios. A esos receptores se les conoce con el nombre clave de M. Blanco (mirlo blanco) y son fácilmente identificables ya que la mayor parte de las veces se meten a traductores. El canal greguería es mantenido por oseros infiltrados entre los dobladores, lo cual crea el efecto secundario que ciertos extranjeros tengan una voz levemente asociada con un actor de doblaje, lo cual es considerado por algunos como un signo de que dicha persona va a tener gran importancia en la misión del osero.

En términos de juego, todo osero comprende y habla cualquier idioma si primero realiza una tirada de Espíritu. Si falla, accederá al canal greguería pero su carisma sufrirá un -2 con toda aquella persona extranjera con la que se comunique o tendrá un -2 a la Astucia a la hora de interpretar un texto en otro idioma. Si la supera podrá comunicarse de la forma normal, moviendo mucho las manos y subiendo el tono, mientras que un aumento provocará que el extranjero suelte frases en el propio idioma del oyente, con lo que no será raro escuchar a un oficial alemán soltar un «cagun mi manto» o un «eg que...» . Alguien con la ventaja lingüista no tiene necesidad de realizar una tirada previa para conectar con el canal.
Cuelebre. Dramatización de Aboño.


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