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viernes, 29 de julio de 2016

Ambientación salvaje: Compartiendo destino y el capricho de los dioses.





Esta es una regla de ambientación que aplico en mis partidas. Añade un poco de microgestión pero ayuda a introducir ciertos factores aleatorios en un entorno sandbox o de nivelado de encuentros.

La Reserva de Destino de la que voy a hablaros modifica los encuentros, la generación aleatoria del entorno, saqueos,... etc. Todo ello dependiendo de los benis que haya gastado el grupo durante la partida.

En la aventura de "fuego en la carne" teníais una versión básica de funcionamiento, esta es algo más completa e incluye reglas opcionales.

Si mirais en la panza del primigenio de la hoja de personaje hay para apuntar un apartado que se llama Reserva de Destino. Aqui teneis para que se usa.



REGLAS DE AMBIENTACIÓN

- Te observa riendo desde su montaña.

Mal que te pese a la hora del reparto final no podrías haber podido robar los seis cinturones de oro de las vestales de Younden sin el apoyo de tu cuadrilla de compañeros. Estáis juntos ya sea por el interés o las circunstancias y todos compartís botín y destino.

Dicen que los dioses miran con buenos ojos a aquellos que arriesgan y realizan gestas que serán repetidas en el Teach Labhartha o grabadas en la Piedra del Recuerdo. Pero cuando la suerte se agota, al igual que disfrutan con la victoria se regocijan aun más con la derrota…

Al principio de la partida todos los jugadores apartarán uno de sus benis y lo depositarán en medio de la mesa haciendo un montón comunal, el cual ayudará a formar la Reserva de Destino.

Cuando deseen usar un beni podrán usar los suyos propios o los de la Reserva.

Los benis comunales no pueden ser robados con la regla de Nido de víboras.

El Director de juego ha de tener en cuenta que esta Reserva de Destino es usada en las reglas para determinar ciertos factores. Por ejemplo en algunas aventuras el daño es determinado por el número de benis en la Reserva, en un entorno sandbox pueden variar el tamaño de algunos hallazgos o de las riquezas que encuentren los pjs.

Un ejemplo seria una trampa que hiciese tantos dados de seis como benis en la Reserva de Destino o una criatura que haga tantos dados de daño como benis haya en la Reserva o en el montón comunal. Un grupo que haya agotado su suerte puede suscitar la piedad del capricho de los seres oscuros que habitan el Mundo Subterraneo, pero alguien que no ha arriesgado ni los ha entretenido puede toparse con su ira.

Aunque el humor de los dioses es variable, unas veces parecen beneficiar a los cautos y otra a los locos…

Para emular esto el Director de Juego tomará una carta al inicio de la partida en secreto. Si la carta tomada es un Joker añadirá un beni al montón y cogerá otra, si esta es roja los dioses considerarán de la Reserva de Destino los benis gastados del montón comunal, si es negra considerarán los no gastados.

La Reserva de Destino siempre tendrá un valor mínimo de uno si esta está vacía.

En partidas de uno o dos jugadores la Reserva de Destino se verá mermada notablemente. Para compensar esto los benis de la Reserva contarán el doble.

No dudes en usarlos como mejor se te ocurra e inventarte efectos para ellos.

- Como ladrones en un reparto (opcional)

Esto es poco recomendable ya que exige un poco de microgestión, pero si quieres añadir algo de caos a las partidas puedes repartir a cada jugador en secreto una carta al principio de la partida y al igual que la regla anterior los jokers añaden un beni extra al montón comunal.

Esta carta determinará como le afecta a el exclusivamente el capricho de los dioses, con lo cual se verá obligado en algunos casos a modificar la Reserva para trabajar en su propio beneficio.

Una vez que los jugadores apunten el resultado en secreto devolverán la carta y se barajarán con el resto.

- Destino aciago. (Opcional)

Al principio la carretera es ancha y el mundo es un saco lleno de riquezas abierto esperando a que las cojas. Toda mujer es hermosa, ya sea una campesina o la amante del rey y la cerveza es fria y dorada como un campo maduro al sol.

Pero al final el frio llega, las carreteras se embarran, el mundo es más gris, la vejez torna la belleza en recuerdo y la jarra yace vacía bajo la mesa de alguna taberna olvidada.

Todas las grandes sagas tienen momentos de oscuridad, en las que al héroe le falla la suerte o aquello que ha construido se desmorona ante sus ojos.

No puede haber alegría sin tragedia ni una estrella podrá brillar si no está rodeada de oscuridad.

En las historias de espada y brujería, la promesa de triunfo y riqueza es constante, pero esto a la vez entraña grandes peligros y cuanta mayor sea la suerte del protagonista mayor será su caída.

Para darle este toque al principio de la partida todos los jugadores apartarán uno de sus bennis y lo depositarán en medio de la mesa haciendo un montón comunal.

Cuando deseen usar un beni podrán usar los suyos propios o los del centro de la mesa, pero en este último caso según lo gasten lo entregarán al Director de juego, el cual lo añadirá a su montón personal.

Los benis comunales no pueden ser robados con la regla de Nido de víboras.

En este caso el Director de juego deberá de llevar por su cuenta la Reserva de Destino si se da el caso de que el capricho de los dioses ha marcado que sean los benis gastados.

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