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martes, 6 de agosto de 2013

Campaña Hiperbórea de Savage Worlds (XIV): A Hiperbórea hemos de ir,con una greba, con una greba, a Hiperbórea hemos de ir con una greba y un calcetín

En la aventura anterior dejamos a nuestros héroes regresando al poblado con una moza al hombro y con sus armas tintas con la sangre de sus captores.

El Bárbaro mostró cierto interés amoroso con la chica y negoció con su padre la boda la cual concertaron dentro de los tres días siguientes, mientras mandaban mensajeros con la buena nueva a otros asentamientos. Los kibgak no tenían la oportunidad de celebrar grandes fastos así que cualquier ocasión es buena.

Mientras los lugareños preparaban la fiesta el guerrero  y uno de los pnjs supervivientes recientemente ascendido a pj divertían a los presentes contando una exagerada historia que transcurría en el lejano Sur (la aventura de la semana pasada que no he colgado en el blog) en la que se pintaron como asesinos de dioses arbóreos, matadores de unas criaturas mitad cabra mitad hombre y terroristas medioambientales.

Finalmente dos tronos fueron entretejidos con ramas para el novio y la novia, los cuales presidieron la fiesta mientras las gentes del lugar les ofrecían carne seca y trozos de musgo como presentes. Alrededor habia concursos de bebida, pelea, toro de arco y vara, a los cuales se apuntaron los jugadores.

El lancero fue vapuleado en la primera ronda por un alfeñique que lo dejó inconsciente después de pelarse los nudillos contra su mentón y fue arrojado al interior de una tienda para que descansase mientras sus oídos dejaban de silbar. Por otra parte el bárbaro ganó el concurso de bebida mientras el resto de comensales caía lentamente de sus taburetes sumidos en un agradable coma etílico y el era arropado por una piel de oso. El arquero ganó el concurso de tiro de vara en el cual obtuvo una piel de zorro de las nieves y se dispuso a batir al resto de asistentes en el tiro de arco.

El guerrero en cambio se dedicó a pegar patadas a una lata aburrido ya que no quiso participar en ningún evento, en esto comenzó a escuchar gritos y a ver gente que huía con pasos apresurados de un punto del poblado y acudió raudo a investigar cuando descubrió la fuente del pánico, los Mikiguk estaban atacando el poblado. Montados en sus rinocerontes lanudos los pigmeos cargaban contra la gente que huía despavorida, mientras varias tiendas de pieles habían comenzado a arder.

El lancero observó todo esto mientras se asomaba desde la entrada de su tienda con un dolor de cabeza inmenso debido a los golpes recibidos en el torneo, el bárbaro quedó encajonado entre toda la gente que huía impediendole volver con su mujer, mientras el arquero aseteaba a todos los mikijuk que veia con poca fortuna debido al caos reinante y el guerrero se lanzó a evitar que los asaltantes derribasen el tótem de Ithaqua que presidia la boda.

Después de unos minutos de pánico en el que el totem cayó finalmente con un espantoso crujido, poco a poco la gente comenzó a organizarse y a presentar resistencia, los Mikijuk fueron rechazados y retornaron a las estepas blancas.

El suegro del Barbaro llamado Jaggark apareció desconsolado gritando el nombre de su hija Jessick en vano... la chica había sido secuestrada por los Mikiguk junto a un pequeño grupo de mujeres y niños.


El guerrero propuso partir inmediatamente mientras el rastro aún fuese fresco mientras los kibgak intentaban apagar los fuegos y recomponer su aldea.




Y así partieron al territorio de los Mikijuk, como único equipaje sus armas al cinto y ganas de cobrarse justa venganza. El pueblo de estas criaturas estaba a cuatro o cinco días de viaje hacia el sureste atravesando los yermos, una zona completamente inexplorada por los jugadores.

La primera noche acamparon en las cercanías del lago donde "los hombres alados con el rostro lleno de dedos" habitan pero afortunadamente transcurrió sin incidentes.

La segunda en cambio resultó más interesante. En el primer turno de guardia fue asignado al arquero y el lancero, durante la noche mientras intentaban evitar adormilarse al calor del fuego el lancero notó como una suave mano le acariciaba gentilmente el rostro. Sobresaltado se levantó escudriñando la oscuridad mientras el arquero le sonreía "picaramente" desde su extremo del campamento.

- ¿Que pasa?
- ¡Alguien me ha acariciado la cara! ¡Una mano suave como la de una cortesana!
- A mi no me mires, no entra entre mis aficiones cuidarme las manos con aceite. Tu lo que pasa es que andas necesitado...
- ¡Despertemos a los demás!

Por supuesto al resto no les hizo gracia que los despertasen y les contasen las fantasías del lancero, el único que arrojó un poco de luz fue Jaggark comentando la leyenda de los espíritus de la nieve que suelen gustar de juguetear con los cazadores solitarios.

A solo dos días de viaje del territorio de los Mikijuk se internaron por un paso de montaña siguiendo el rastro medio borrado de los rinocerontes, pero cosa extraña... notaron que las hueyas eran poco numerosas. ¡Emboscada!

Al borde de un acantilado, en un recodo del camino los esperaban cinco pigmeos montados en sus bestias, prestos a detener su avance. Nuestros héroes empuñaron sus armas, con el arquero y el guerrero refugiándose detrás de una duna de nieve y el lancero y el bárbaro tensaron sus músculos dispuestos a aguantar el envite.

¡Contemplad los estragos en el bol de patatas! El master por cierto pilló muy pocas debido a tener que narrar. Una cosa más, la cerveza "Legado de Yuste" es bastante floja y normalucha, solo mola la etiqueta en la que te narra como fué creada en sotanos secretos por monjes esclavos al servicio de Carlos V que se trajo de Flandes.


Ahora recordemos la descripción de los mikijuk (todas las partes en negrita son copiadas de mis notas):


"Son unos subhumanos cuya estatura no suele pasar del metro cuarenta. Su piel es blanca como la leche agria y esta cubierta por una corta capa de pelo rubio que siempre parece estar húmedo y apelmazado. Sus orejas tienden a ser grandes con cierto deje puntiagudo y suelen perforarlas con adornos de hueso y dientes.



Sus ojos son de un profundo azul, llenos de odio contra todo aquel que ose acercarse a sus dominios. Su nariz es chata y de amplias ventanas enmarcada en un rostro bestial de finos labios azulados. 



Suelen tiznarse la cara con ceniza en bastos ideogramas de lineas ondulantes, sobre todo el contorno de sus ojos, lo cual por otra parte les sirve como protección contra el deslumbramiento creado por el sol reflejado en la nieve. 



Todos ellos van completamente desnudos, incluso en las más bajas temperaturas y en la más fiera tormenta. El frio no parece afectarles y si se les toca sus cuerpos parecen helados témpanos de hielo. 



Se alimenta exclusivamente de carne cruda y de musgo, el cual extraen de la corteza de tres arboles muertos que se encuentran en el centro de su poblado. Estos arboles son un sarmiento retorcido y reseco cubiertos completamente de un verde musgo, el cual se aferra impertérrito a su corteza ajeno a las inclemencias del tiempo. 



Los Mikijuk suelen ir montados durante sus partidas de caza sobre rinocerontes lanudos los cuales han sido entrenados como animales de monta y carga. En combate los animales son azuzados para realizar una primera carga contra los enemigos, si esto no acaba con ellos la lanza del Mikijuk que lo monta se encargará de terminar el trabajo."


Los subhumanos en si no eran especialmente peligrosos, son relativamente débiles y están armados con armas de piedra que se desconchan cada dos por tres aunque tampoco te puedes confiar ya que en el reglamento de Savage Worlds cualquier cosa te puede matar, un mono ciego y cojo con una vara de avellano es capaz de acabar con un grupo si este se despista. Lo realmente temible son la carga de sus rinocerontes domesticados los cuales fácilmente pueden matar a un personaje.

La lucha fue encarnizada ya que las penosas tiradas de los personajes solo acariciaban el pelaje de los pigmeos, pero poco a poco los fueron diezmando. La batalla acabó con los pobres rinos correteando nerviosos con sus riendas sueltas, hubo un amago de estampida pero al estar sus ojos cubiertos con una piel el animal no atinó la dirección y casi se despeñó por el desfiladero.

Y de pronto...

Hay algo extraño en el paisaje, algo que no puedes precisar ni definir, como un tinte especial y desusado que coloreaba la tierra y el cielo. Pero no piensas mucho tiempo en ello. Ante tí, balanceándose como un árbol joven al viento, hay una mujer. El cuerpo erguido de la muchacha te parece hecho de marfil; con excepción de un ligero velo de gasa,. Esta desnuda como el día. Sus delicados pies son más blancos que la nieve que pisan. La joven se echa a reír, mirando fijamente al desconcertado guerrero; su risa es más dulce que el murmullo de las fuentes cantarinas, pero está cargada de una ironía cruel.

El personaje que sea objeto de las atenciones sentirá el impulso de correr detrás de la muchacha lleno de lujuria.

Tu mirada se posa nuevamente en los rizos rebeldes de la muchacha, que te habían parecido rojos a primera vista. Ahora ves que aquel cabello no es rojizo ni rubio, sino una gloriosa combinación de ambos tonos. La miras fascinado. Su cabello es de un color dorado mágico; el sol se refleja con tal intensidad en su cabellera que apenas puedes mirarla. Los ojos de ella no pareen del todo azules ni absolutamente grises, sino que cambiaban de color con la luz y con el resplandor de las nubes, creando tonalidades que jamás habías visto. Sus labios rojos y carnosos sonríen y, desde los ligeros pies hasta la cegadora corona de su cabello rizado, aquel cuerpo de marfil era tan perfecto como el sueño de un dios.

La nieve tiene un brillo misterioso y sobrenatural; por momentos es de un azul helado, luego de color carmesí o de un frío tono plateado. Sigues avanzando con una determinación inquebrantable a través de aquel helado reino deslumbrante y encantado, en un laberinto cristalino en el que la única realidad era el blanco cuerpo que bailaba sobre la nieve lejos de tu alcance..., cada vez más lejos de tu alcance.

El lancero se vió solo en un paraje nevado, nada había de los Kimijuk, los rinocerontes y sus compañeros, solo la mujer y su lujuria. Con los brazos extendidos se lanzó en pos suya.






No te asombras ante la extrañeza de todo aquello, ni siquiera cuando dos gigantescas figuras se alzan para cerrarte el paso. Las escamas de las cotas de malla de los desconocidos estaban llenas de escarcha y sus cascos y hachas de guerra están cubiertos de hielo. La nieve salpica sus cabelleras y sus barbas están blancas de carámbanos y de cristalillos helados. Sus ojos son tan fríos como la luz que llegaba a raudales del cielo.

–¡Hermanos! ~exclama la muchacha bailando entre ellos. ¡Mirad quién me sigue! ¡Os he traído un hombre para que lo matéis! ¡Arrancádle el corazón para colocarlo humeante sobre la mesa de nuestro padre!


Si, era la hija del gigante helado...




La batalla fue tremendamente dura, los gigantes eran unas autenticas moles de carne e hielo contra la que revotaban las armas de nuestros héroes e incluso parecían traer el frió consigo ya que su sola presencia helaba los corazones. Traducción, alta armadura y hacían daño por frío al finalizar el turno a todos los que se encontrasen a su alrededor, menos romántico pero es lo que pasaba.

El guerrero, el lancero y el bárbaro se lanzaron al combate. El bárbaro escaló unas peñas y saltó al cuello de uno de lso gigantes aferrándolo por la espalda mientras intentaba clavar sus dedos en los ojos, mientras el guerrero y el lancero lidiaban con el otro polifemico (¿existe esta palabra?) hermano.

Las criaturas se batieron con fiereza, pero la mayor movilidad y una suerte increíble con los dados permitieron a nuestros jugadores aguantar sobradamente con escasas magulladuras.

Con un rugido uno de los gigantes aferró al bárbaro de un brazo y lo alzó como un muñeco de trapo dispuesto a estamparlo en el suelo. En ese momento el guerrero se metió entre los dos pilares que eran las piernas de la bestia y se agachó dando un tajo para cortarle los tendones, calculando mal el golpe le imprimió más fuerza de la necesaria y terminó segando el miembro inundando la nieve con una catarata carmesí.

En ese momento llegó el arquero, el cual había quedado rezagado. Entró en escena corriendo de lado mientras llevaba la mano a su carcaj y tensaba su arco. Un penacho de plumas apareció en el entrecejo del otro gigante como una extraña flor.

Ambos hermanos cayeron al suelo en direcciones opuestas, como una titánica tijera que se abre lentamente.

–¡Ymir! ¡Oh, padre mío, sálvame! 

Das un salto hacia adelante con los brazos extendidos para coger a la muchacha cuando, con un estampido como el de una inmensa montaña al desintegrarse, el cielo entero se cónvierte en un fuego helado. El cuerpo de marfil de la muchacha se ve envuelto repentinamente en una llama azulada y fría, tan cegadora que tenéis que levantar las manos para protegeros los ojos. Durante un breve instante, los cielos y las montañas nevadas son inundadas por crepitantes llamas blancas, azules dardos de una luz helada y fuegos gélidos de color carmesí.

Fin del entremés.

Llevaba tiempo queriendo meter esta lucha y al fin la celebré. Me gustó especialmente debido a que los jugadores intentaron currarsela y quedó épica, para ser unos bichos con un solo punto de vida les dieron bastante guerra. Tenían el nivel de manos derechas, lo cual quiere decir que morían de una leche, pero estaban mejor entrenados que un extra más.

Sí, resulta raro pero en Savage Worlds es así. Mientras aquí el combate duró casi diez minutos con descripciones de los golpes no quiero saber lo que duraría en Dungeons.

Finalmente llegaron a la aldea de los captores. "Los Mikijuk habitan en un pueblo amurallado situado en la zona sureste del valle. Las murallas son en realidad un cerco de varias toneladas de nieve endurecida apilada de unos cuatro metros de alto. La nieve forma un montículo de cierta pendiente, la cual puede ser escalada, sobre su cúspide allanada suelen montar guardia ocho Mikijuks en parejas. 


El acceso principal al poblado es abierto, formado por un arco de un ancho de dos zancadas y protegido continuamente por cuatro miembros de la tribu."



Decidieron que lo mejor era entrar sigilosamente en el recinto así que enviaron a los expertos en infiltración del grupo, el arquero y el lancero, los cuales al haber servido en el ejercito tenían experiencia como exploradores. El primer intento fué intentar escalar la pendiente del muro de nieve, pero al estar esta semicongelada y no decirme nada como "voy clavando mis dagas para sujetarme" lo intentaron a mano fallado todas las tiradas y comenzaron a deslizarse comicamente como un gato por un tobogán cada vez que conseguían escalar unos metros, seguidamente intentaron escavar un tunel por debajo del muro de varias toneladas pero el arqueamiento de ceja del master los disuadió.



Afortunadamente los pigmeos no se percataron nada de esto debido a que ya era entrada la noche.


La escena terminó con los Mikijuk de la entrada con la garganta cortada y un par de flechas clavadas en su cuello, apilar un poco de nieve para dejarlos de pie y ocultar los charcos de sangre.

El pueblo es un conjunto de 20 de chozas fabricadas con pieles sin curtir un armazón de palos y huesos anudados con cuero.

En el extremo sureste del poblado, detrás de un cercado, hay una manada de veinte rinocerontes lanudos los cuales son cuidados con esmero por la tribu ya que es su principal medio de transporte por el valle y su mayor arma disuasoria. 

En el centro del poblado, entre los musgosos arboles habita la anciana de la tribu en una gran tienda mucho más grande que sus hermanas, lo cual denota su posición.

Guerrero: De acuerdo, avanzamos en silencio entre las tiendas hacia la que parece la principal. Ahora si me disculpáis voy al baño (sonido de puerta cerrándose)
Master: Vale, hacedme una tirada de sigilo. Ok, ok,... el bárbaro ha fallado. Cuando pasáis al lado de una de las chozas escucháis lo que parece un niño llorando, de pronto se calla como si alguien le hubiese tapado la boca.

Dos minutos después...

Guerrero: Ya estoy aqui ¿me he perdido algo?

Master: Tenemos al bárbaro degollando a una familia y al arquero quemando las tiendas del lado Este mientras el lancero va corriendo a la tienda principal.
Guerrero: WTF???? Corro detrás del lancero.

Raudos, dando grandes zancadas mientras en el pueblo comenzaban a escucharse gritos de pánico el guerrero y el lancero apartaron las pieles que cubrían la entrada de la tienda de la bruja.

La bruja reposa sobre un trono de pieles y huesos de mamut. Su cuerpo marchito y arrugado, de colgantes pellejos y profusamente adornado con colmillos y bisutería de piedra contrasta con la vitalidad que brilla en las profundidades de sus ojos azules.

Esta protegida por una corte de diez guerreros, antiguos amantes y escogidos entre los mejores de la tribu.





El guerrero que había avanzado contando con el apoyo del lancero se encontró solo y transformado en un alfiletero al recibir diez ataques simultáneos gracias a las lanzas de los Mikijuk, ademas la anciana comenzó a recitar una letanía con voz chillona y decadente, de sus labios surgió un torrente de runas blanquecinas que se clavaron en el pecho del infortunado.

El guerrero cayó al borde de la muerte, afortunadamente Jaggark intervino y echando el brazo por el pecho del pj lo sacó del combate aun así el guerrero recibió diez nuevos ataques gratuitos.

Master: Acabas de revivir una herida mortal y posiblemente mueras desangrado el próximo turno. Te concedo una acción épica antes de caer inconsciente. A saber, "¡moriré matando!" tienes un nuevo turno sin sufrir modificadores de heridas, "¡vengadme!" repartes tus puntos de suerte con los demas jugadores o "¡yo te maldigo!" puedes lanzar un maldición que posiblemente se cumpla contra aquel que te ha matado.

Adivinad lo que escogió.

Fué menos épico y con más tacos, pero el sentido es el mismo.

Afortunadamente Jaggark lo salvó con una complicada tirada, gracias a el pudo sobrevivir ya que sino habría muerto sin remedio.

El lancero llegó al cerco de los rinocerontes  y apartando la valla intentó espantar a lso adormilados animales. "¡Suuus! ¡Suuuuuuuuus! ¡Biiiiichos, fuera, fuera!" De pronto uno de los rinos agitó las orejas, las pegó contra su cráneo y entrecerró los ojos. Lentamente comenzó a raspar el suelo con una de sus pezuñas.

El lancero fue pisoteado, corneado y lanzado repetidas veces por los aires para despertarse después de un rato a un lado del cercado. En su nublada cabeza que latía como un gong vio como los rinocerontes trazaban una curva alejándose de las tiendas en llamas y cargaban contra el centro del poblado... no, si al final lo tenían calculado y todo.



Los personajes casi mueren en la estampida, pero se lamieron las heridas y se internaron entre los restos de la choza de la bruja, la cual encontraron aún viva debajo de un hueso de mamut que hacia de viga. Le cortaron la garganta y continuaron.

Descubrieron un túnel escavado en la nieve que llevaba a una sala en la que se encontraban los aldeanos secuestrados. Los desataron y el bárbaro le soltó un par de carantoñas a la próxima madre de sus hijos.

Tocaba saqueo.

Detrás del trono, escavada en la nieve hay una pequeña sala a la que se acede a través de una rampa de nieve apelmazada. Dentro de la caverna hay un ídolo de madera tallada que representa a un ser humanoide de extrema delgadez. Su rostro luce una barba fabricada con musgo y de su espalda nacen delgadas ramas de las cuales contra toda lógica se ven perladas de brotes verdes y gruesas hojas.

Bajo el suelo sobre el que reposa el tótem hay enterradas 30 momias. Son las anteriores lideres de la tribu, asi que este lugar es una sede de poder y culto.

Cualquiera que permanezca en el interior de la sala del tótem se dará cuenta a los pocos minutos de una pequeña brisa fría y cortante, la cual parece surgir de un agujero al fondo del lugar de culto.

El agujero es la entrada a un estrecho túnel que permite el paso a duras penas de un humano de estatura media. Si alguien desease introducirse por el deberá de tumbarse boca abajo y arrastrase con extreme dificultad por el angosto pasaje.

El tótem fue desconsagrado y tirado al suelo, seguidamente se le ató a un rinoceronte para ser llevado como trofeo a la aldea de los Mibgak. El arquero acumuló nieve para tapar el agujero ya que nadie se atrevió a explorarlo (el master soltó una lagrimita, lo que se perdieron...) y se topó con un cadáver congelado enterrado en posición fetal, lo metió en un saco a ver si un mago pagaba algo por el.



Finalmente ataron en fila una pequeña caravana de rinocerontes en los que montaron los supervivientes y partieron hacia el sol poniente.

Barbaro: Apunta en el mapa "otro sitio al que no podemos ir"

No ha estado mal la sesión, un poco alocada e improvisaron cosa mala pero lo pasamos bien. Destacaria la pelea con los gigantes y los San Fermines prehistóricos junto con el "espera un poco que ahora vuelvo"

Me está sorprendiendo que un sandbox que hice en apenas dos semanas me esté cundiendo tanto y aún falta un cacho por explorar, supongo que dos sesiones.


Habreis notado que he implementado publicidad en el blog después de asistir a un curso de SEO, aparece debajo de la última entrada.. He procurado que quede lo menos intrusiva posible pero si resulta molesta la retiraré.

Uno tiene que buscarse un poco las castañas en estos tiempos de lagrimas, rechinares de dientes y subidas del café.

1 comentario:

  1. Pululando por internet buscando chorradas sobre partidas de rol y me encuentro esta obra maestra jajajajaja me estoy imaginando el momento. +1 a todos los jugadores y al master :)

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