"Nací
en el Norte de Hiperborea.
Hiperborea,
donde el vino es oscuro, níveos los pechos de sus mujeres y la
muerte puede adoptar numerosas formas, algunas veces incluso
hermosas.
El
Norte, donde habita mi pueblo, los Kibgak.
Un páramo helado de blancura ultraterrena por la que bagan inmensas
montañas lanudas de largos cuernos de marfil y el oso acecha el
rastro del hombre durante semanas.
Pocos
recuerdos tengo de mi niñez en mi pueblo natal. Por lo que sé era
un simple asentamiento nómada que seguía las rutas de migración de
los Qaqqaq, alimentándose de su carne y cubriéndose con sus pieles.
En
el Norte la carne es todo. Te nutre, mengua la mordida del frio y te
mantiene en pie para otro dia en ese infierno blanco.
Kibgak de caza junto a unas piedras silbadoras consagradas a Itak. |
Pero
todo esto lo supe después, ya que como he dicho he nacido varias
veces. La primera a través de mi madre, la segunda fue con aquel que
me puso el yugo de la esclavitud.
De
mi infancia solo recuerdo tres cosas, el blanco que devoraba todos
los colores, los golpes de mi primer padre y las manos de mi madre.
La
nieve y el hielo del glaciar lo llena todo, blancas son las pieles
con la que se cubren los kibgaks, blancas son sus tiendas y blancos
los huesos con los que fabrican las puntas de sus lanzas.
Tal
vez por eso fui tachado de agloolik, ya que mi cabello era rojo como
el fuego en vez de negro como el del resto de mi gente. Nadie me
llevaba en su canoa en la pesca debido a que podía atraer la muerte, ya que cada vez que alguien moría en una partida de caza o se lo tragaba el
glaciar era culpa mia.
Cuando
gané mi Qernertoq este me fué negado, la marca negra que
distingue a cada clan o tribu de Kibgak obtenida al cazar mi primera
presa y ofrecer la carne al resto de mis vecinos. Con lo que el
rostro de el gato de la nieves no adornó mi rostro y fui un paria
dentro de mi propia gente.
Todo
eran golpes para mi, pero nada de el cuchillo de piedra de los
sacrificios ya que tal vez mi muerte trajese una desgracia mayor ya
que era un enviado de Silak, el dios del viento que es conocido como
Itak en el resto de Hiperborea, un alma marchita marcada para ser
tratada con desprecio y asi redimir las culpas de la tribu.
El
peor era mi padre, ya que vivía en su tienda y por tanto tenia más
tiempo de darme de palos. No pasaba noche sin que me machacase a
golpes, lo cual por otra parte me endureció el cuerpo. No hubiese
sobrevivido sino hubiese contado con mi madre, la cual curaba mis
heridas cuando su marido estaba fuera de caza, lo cual le valía
algún golpe para ella.
Lo
hacia en silencio, ni una palabra amable, ni una sonrisa. Solo el
amor de sus manos.
Por
eso volví al Norte cuando cumplí la mayoría de edad, busqué los
restos de mi tribu y devoré el cuerpo de mi madre alli donde la
nieve la cubrió para que pudiese volver a Silak.
Nada
para el resto y menos para mi padre. Que sus cuerpos ennegrecidos
yazcan como piedras bajo el Blanco lejos del viento.
Allí
fué donde perdí el dedo pequeño de la mano derecha, ya que se me
quedó tieso como un palo de tanto escarbar en la nieve y se me cayó
un tiempo después. Ahora lo guardo en una bolsa junto a los dientes
de mi madre.
Tal
vez los shamanes decían la verdad sobre mi pelo rojo o por lo menos
así fué para ellos cuando ocurrió mi segundo nacimiento.
Ese
fué el dia que mi segundo padre atacó la aldea junto a los suyos,
mató a mi familia, a los que osaron tomar las lanzas para defenderse
y a los viejos que no podían caminar..."
"Yo, Iaoch" Fran Kane, editorial Brumera 1993
Si alguien escoge ser un Kibgak tendrá las siguientes características:
El aliento es de Itak, la carne de
la tribu. Los Kibgak practican el canibalismo, pero este tiene un
carácter ritual ya que solo consumen la carne de los fallecidos
pertenecientes al grupo familiar o de la tribu. Esto según creen
libera el alma del muerto y permite que parta a fundirse con Itak, el
padre del viento.
En la mayor parte de Hiperborea el
canibalismo es considerado una costumbre salvaje y propia de Daoines
con lo que se ve con ojos recelosos a los Kibgak y esto les
proporciona un -1 al carisma.
No puedes atar lo que no tiene
cuerpo. Los Kibgak no transmiten su saber mediante la escritura
ya que consideran que su aliento es sagrado debido a que es el aire
que Itak insufló en su pecho al principio de los tiempos, cuando
sopló para apartar el manto de oscuridad. En ese aliento viajan las
palabras y atarlas a algo físico es como hacerlas morir.
Un Kibgak no puede aprender a leer ni a
escribir.
El Blanco habita en mi y me da
fuerzas. El frio de los glaciares y y los hielos perpétuos
parece que se les ha metido bajo la piel. +4 a resistir los efectos
negativos ambientales basados en frio.
Aprende a leer las señales del
Blanco. Los Kibgak son conocidos por ser cazadores consumados que
pueden pasar días y días detrás de una presa. Comienzan con d6 en
rastrear o supervivencia y otro d6 en disparar, ademas que
disfrutarán de un +2 a las tiradas de notar.
Equipo
El Kakivak es una lanza comúnmente
usada para la pesca y la caza. Se caracteriza por disponer de tres
puntas dispuestas en forma de horquilla en las que las exteriores son
flexibles y actuan como si de un cepo se tratasen.
La punta central penetra en la carne y
las exteriores se abren para atrapar la extremidad o el cuerpo de su
víctima entre dos dientes.
Las puntas suelen estar fabricadas en
hueso CdM 0 o en cobre CdM 1 producto de algún intercambio con el
sur.
Si se impacta con un aumento la víctima
quedará agarrada.
NOMBRE
|
DAÑO
|
Precio
|
ALCANCE
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NOTAS
|
Kakivak
|
FUE+d6
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Rara
lejos de los glaciares del Norte
1
rueda de oro y una de plata (150 cuñas)
|
1
|
Si
impacta con un aumento la víctima queda agarrada.
|
Kakivak.