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sábado, 13 de julio de 2013

Campaña Hiperbórea de Savage Worlds (XII) ¡Niños flambeados! (tranquilos que son no-muertos)

Nueva aventura, esta vez con un oneshot que tenia por el disco duro como batería de aventuras adaptado a la campaña actual y que veré si puedo colgar en pdf mañana que hace bastante que no subo ninguna.

Los combates fueron un tanto largos para lo que me tiene acostumbrado el sistema, pero para nada aburridos ya que estuvieron llenos de acción y situaciones extremas con los personajes intaractuando y haciendo cosas a parte de repartir estopa.

Las partes en negrita son tomadas directamente de la aventura. Así que ya sabes, si vas a jugarla no continúes lellendo.





Comenzamos con los jugadores descansando durante dos semanas esperando a que el bárbaro del hacha se recupere de las heridas de la anterior aventura.

Mientras los huesos se soldaban y las mujeres del pueblo le cosían las heridas al bárbaro sus compañeros se dedicaron a deambular por el poblado. Escucharon un par de rumos, en uno de los cuales se les recomendaba "no molestar a los cuervos, cuervos ser ojos de Ithack" y otro un tanto extraño sobre "mi abuelo comerciar una vez con extraño barco. El que los mandaba era un hombre con barba cuadrada hecha con trenzas y lo acompañaba un hombre con cabeza de bisonte"

Uno de los jugadores se interesó por la lengua de los kibgak y aprendió algo sobre su cultura. En el centro del poblado había un tótem dedicado al cuervo en cuya base crecía un pequeño montículo de musgo, el cual como ya había explicado tiene ciertas connotaciones religiosas para los kibgak, le hablaron sobre los hijos de Ithack los cuales se ven algunas veces corriendo por las nubes y sobre sus costumbres de enterramiento.

Los kibgak resultaron practicar canibalismo ritual, los ancianos podían ofrecer su carne a la tribu o al Caminante, en este último caso se internaban en la nieve para ser devorados por las bestias del valle. El consumo o destrucción de la carne era la única vía para que el espíritu encontrase descanso. Devorar la carne implica entregar tu fuerza al Caminante o a la comunidad.

Angelicos.

Sobre la especie de oso de seis patas nadie le pudo decir nada claro, unos lo trataban de avatar, otros decían que era una simple bestia, que eran un pueblo bendecido, que no sabian lo que era... etc. "Vamos, que si lo matamos igual no nos piden explicaciones" dijo un jugador.

La aventura comienza como tantas otras con una mujer desconsolada. Vaga por las embarradas calles del pueblo gritando con una voz ya ronca y con sus mejillas enrojecidas por el llanto. A su lado camina su marido la cual a duras penas intenta sujetarla. 

“¡Mi hijo! ¡la sin dientes se lo ha llevado! ¡la sin dientes!” Grita a los cuatro vientos ante la mirada apesadumbrada de sus vecinos. “Esta noche me desperté y allí estaba inclinada sobre mi hijo, acunándolo entre sus huesudos brazos. Me miró sonriendo y me volví a dormir. ¡pensé que todo era un sueño, pero esta mañana las pieles estaban removidas y cubiertas de escarcha ¡ella se lo a llevado! ¡la desdentada se ha llevado a mi niño!”

Se interesaron sobre el tema de la Sin Dientes, pero la gente se mostraba renuente sobre ello "esa mujer esta loca. Seguro que un animal entró en su tienda durante la noche y se lo llevó delante de sus narices" Nadie parecía querer hablar sobre el tema.  

Un par de tiradas de carisma después les permitió entrar en conversación con una anciana, la cual les ofreció cierta explicación:

“Ella es la Sin Dientes, la antigua amante de un jefe cuyo nombre ya se ha olvidado. El la repudió por unos muslos más jóvenes, la acusó de serle infiel ante toda la tribu y como castigo la dejó en medio de los paramos nevados arrancándole primero los dientes para que no pudiese alimentarse de carne y se viese obligada a alimentarse del jugo de raíces y plantas como un simple animal. Pero lo más terrible es que mató delante de sus ojos a su único hijo para hacerla enloquecer y su simiente no amenazase la sucesión de sus otros hijos que había tenido con su nueva concubina. Enterró al pobre niño en la nieve, negando su carne a la tribu y a los animales con lo que su espíritu no podía descansar ni ser liberado. 

Dicen que durante cuarenta noches se la oyó aullar como una un perro rabioso entre las sombras del bosque. Luego cayó y todos la dieron al fin por muerta. 

Pero su odio debió de ser tal debido a que incluso los demonios le tuvieron miedo y no se atrevieron a reclamarla y el frío y la nieve le concedieron sus favores. Una mañana encontraron al jefe muerto junto a su concubina e hijos, con su tiesa carne congelada y negra como si hubiese estado enterrado en la nieve durante muchos meses. 

La tumba del niño fue abierta y su cuerpo robado por la Sin Dientes, eso es seguro ya que nunca lo encontraron. 

Y a partir de ese día ella vuelve tras varios años, reclamando un niño para si. Tal vez esté tan loca que no distinga a su propio hijo muerto o que quiera maldecirnos por no haber hecho nada, lo cierto es que muchos han partido en su busca para acabar con ella pero nadie ha regresado. 

Se dice que habita en los paramos del sur, cerca de donde fue abandonada y que algunas noches se la puede ver caminar entre los arboles muertos. Y hay cazadores que la han visto junto a los cuerpos de aquellos que son dejados en la nieve para que sean purificados ofreciendo su carne a los animales contando sus cabellos uno a uno, nadie sabe el porqué pero su presencia asusta de tal manera que las bestias no se atreven a acercarse al fallecido y su carne no es purificada con lo que su espíritu es condenado a vagar confusos por las llanuras nevadas” 

A la mañana siguiente el padre del muchacho raptado tomó su lanza y un trineo de perros para partir en busca de la Sin Dientes con la esperanza de que el niño aún estuviese vivo. Los jugadores decidieron unirsele para dar caza a la Sin Dientes no sin antes comprarse un barrilito de licor de arce fermentado con esputos que destilaban las ancianas del pueblo para el bárbaro.

Afortunadamente no ha nevado en unos días y se pudieron seguir el rastro de unos pies descalzos que han ido marcando unos profundos surcos por la nieve. El rastro es errático, algunas veces parece dar vueltas sin sentido y otras parte recto como si tuviese un propósito. 

El rastro finaliza al pié de una vieja construcción. Un túmulo que data mucho antes de que los kibgak llegasen al valle, este pueblo no entierra sus muertos así que nunca ha sido utilizado y la superstición ha mantenido alejados a los curiosos u osados.

El túmulo es subterráneo y se acede a el atravesando un tosco marco compuesto por tres grandes bloques planos de piedra que el tiempo y el hielo ha agrietado. Una vez atravesado el marco una pequeña rampa desciende internándose en las tinieblas. Todo parece extrañamente quedo y silencioso, como si los yermos contuviesen la respiración.

Prepararon antorchas (si, estaban desconocidos) portando una el padre del niño y el guerrero, el cual dejó envainada su espada.

Una larga rampa excavada en el suelo desemboca en una sala con un suelo de tierra. A los lados pueden verse ánforas, algunas de ellas rotas y platos de barro llenos de suciedad.  Parece qué su función era la de ofrendas de comida para qué los muertos pudiesen alimentarse en su viaje a la otra vida.

A los lados hay dos entradas a lo que parecen sendas habitaciones, las cuales exploraron al fuego de sus antorchas. Dentro de la primera se acumulan de forma caótica centenares de amarillentos huesos humanos, mezclados entre si en una repulsiva amalgama informe, al examinarlos desde más cerca descubrieron que todas las osamentas habían sido desprovistas de sus dientes, cosa bastante extraña "se debe de estar haciendo una postiza gigante, seguro..."

Entre los huesos encontraron un par de cuchillos de bronce en bastante mal estado, pero como el metal se vende bien entre los kibgak los metieron en la mochila.

La seguda sala resultó ser otro osario, los cuerpos rpesentaban los mismos signos de haber sido desprovistos de dientes.

Al fondo de la sala de las anforas pudieron ver otra rampa de tierra qué desciendia a un nivel inferior.

Cuando los jugadores se dirijian allí de pronto escucharon una quejumbrosa voz extrañamente infantil " ¿Quienes sois? ¿Venís a ver a madre?" El qué lo pregunta es una figura sentada en cuclillas sumida en la sombra entre dos ánforas. "Ahora ésta conmigo, me ésta acunando alejando a las pesadillas"

La criatura se reclina hacia adelante cómo un felino al acecho adelantando un pequeño brazo terminado en una sucia garra. «tenéis armas y fuego ¿No vendréis a hacer daño a madre, no? ¿Os envía padre?» Ahora la voz parece surgir de varios sitios a la vez, cómo si surgiese de varias bocas qué hablan al mismo tiempo.

Entre las sombras de las paredes y las losas del techo empiezan a verse mas seres cómo el qué se encuentra junto a las ánforas. Poco a poco comienzan a reptar formando un círculo alrededor de los jugadores, son niños o lo qué queda de ellos. Cadáveres resecos de carne ennegrecida y amoratada, de rostros sin labios y dos finos surcos donde una vez hubo una nariz. Los oscuros orificios qué otrora fueron sus ojos parecen observarlos con depredadora avidez.

- ¿Padre? ¿A quien os referís?
- HIIIISSSSSSSHHHHHHH
- A la mierda, hora de apalizar niños.

El guerrero lanzó su antorcha al suelo y se inició un cruento combate. Los niños demostraron ser un rival duro e infatigable.

Eran fáciles de impactar, pero su carne semicongelada y su condición de muertos vivientes les confería una gran resistencia para ser niños desnudos.

Ninguno de ellos parecía sufrir el suficiente daño para acabar con ellos, pero empezaron a sospechar algo cuando después de varios turnos de combate...


Un jugador notó que los niños malditos se mantenían apartados de la antorcha que había arrojado previamente al suelo.

Sumaron dos y dos. El guerrero agarró la antorcha del suelo y junto al padre que los acompañaba las usaron como porras. Las antorchas actuaron como mazas y el fuego parecía prender en la carne reseca de los niños, aún así las antorchas tendían a apagarse debido a los impactos y no hacían mucho daño.

En ese momento...


En los pueblos si que saben destilar buen anis...


Niños chillando en llamas, el hígado del bárbaro estallando y una amputación de una cabeza después para que la shaman de la aldea la estudiase pusieron fin a la vida de los infantes.

Al final de una rampa de tierra semicongelada, sumida en las tinieblas ésta la Sin Dientes. Ésta sentada con las piernas cruzadas encima de una mesa de piedra, antiguo lecho mortuorio de un rey desaparecido hace mucho tiempo.

Su cuerpo es un pellejo traslucido casi irreal de vaporosas formas que irradia un apagado brillo azulado. Dentro de su pecho puede entreverse lo que parece un enjambre de furiosas moscas que bullen en una apretada nube.

Entre sus huesudos brazos acuna el cuerpo dormido de un niño mientras canturrea contando sus cabellos con dos dedos de uñas rotas. «un pelo por verano que vivas, niño de rojas mejillas, un pelo por venado qué tu arco cace, un pelo por mujer qué te ame... ¿Quien viene en silencio cómo un lobo en la noche? ¿Vienes de nuevo a llevarte a mi hijo? ¿cuantos cazadores tienes qué enviar a mancharse las manos? Mira, mi hijo ya es fuerte como la rama verde y ésta dispuesto a defenderse de ti» poco a poco, de debajo de la mesa surgirán los cuerpos congelados de mas niños qué comenzarán a reptar con movimientos galvánicos contra los jugadores.



- Tranquilos, dejadme hablar a mi, que seguro que hay una forma pacífica de acabar con esto. ¿Es ese tu hijo? ¿cuantos hijos tienes? ¿De que padre hablas?

Treinta segundos después de intercambiar frases...

- ¡MUERE, LOCA DE LOS COJONES! ¡LOS NIÑOS NO OS OLVIDÉIS DE LOS NIÑOS! ¡METEDLES FUEGO A TODOS!


Lo dicho, en este mundo están realmente concienciados con los minusvalidos. Esta todo lleno de rampas.

Una nueva batalla. Los jugadores fueron rodeados debido a que los niños parecian fundirse con las sombras y eran capaces de aparecer a voluntad.

El ladrón y el desconsolado padre resistieron el ataque de dos críos, pero uno de ellos desgarró con sus garras el cuello del hombre degollándolo en un explosión de sangre carmesí para consternación de los jugadores.

El bárbaro subió de un salto a la mesa de piedra y el solo se enfrentó a la Desdentada y a cuatro infantes agitando su menguante antorcha.

Al estar cerca del ser notó como el frió le embargaba, pero el verdadero valor anidaba su pecho, aunque también se podía achacar al alcohol que corría por sus venas...

La Sin Dientes dejó al muchacho dormido encima de la losa de piedra y mientras grita «¡No volverás a arrebatármelo de nuevo!» y se lanzará con los dedos engarfiados contra el grupo. Su boca se expandirá de forma imposible y un borrón giratorio de amarillentos dientes surgirá de las profundidades de su carcomido pecho con un sonido largo y chirriante.

El torrente impactó contra el pecho desnudo del bárbaro y los niños se aferraron con sus garras a su desnuda carne, pero permaneció erguido como un titán, como un barco que se enfrenta a una tormenta de proporciones bíblicas, como un faro de valor para sus compañeros.

Eso fueron los primeros cinco turnos... el campeón no paraba de sacarme críticos a la hora de negar todo el daño que se le vino encima.  Esto descubrieron luego que fue de gran importancia, ya que desvió el grueso del combate contra el y el ataque del torrente de dientes de la Sin Dientes tenia como capacidad destrozar la armadura del enemigo. Ni que decir que al centrarse contra el enemigo que no llevaba armadura el ataque fue inefectivo. 

Cuando el bárbaro impactó contra la Sin Dientes su antorcha la atravesó. Su materia era muy tenue, apenas sin sustancia, como la de un fantasma.

Poco a poco fueron acabando con los niños, los cuales si parecían terriblemente reales, ante la consternación de su "madre"

Pero al bárbaro se le acabó la suerte, un niño se aferró a su pierna y le segó los músculos ocasionandole una terrible herida que casi lo dejó incapacitado. El guerrero lo aferró desde atrás y lo lanzó a sus espaldas mientras subía a la mesa ocupando el lugar de su compañero.

"¡Dame el barril!" gritó el guerrero mientras el barbaro se lo alcanzaba a duras penas. Alzandolo sobre sus hombros lo arrojó al suelo, bañando el el fuerte licor a todos los que se encontraban a su alrededor. Seguidamente se apartó y arrojó una antorcha haciendo que los niños estallasen en columnas de llamas.

La Sin Dientes cayó finalmente fulminada dando un desgarrador grito, intentó arrastrarse por el suelo acercándose a la mesa pero finalmente con un gorgoteo el odio que la mantenía en pie parece disiparse y quedó inerte.



Seguidamente su cuerpo se disolverá en un haz de luz azulado que se internará fulgurante entre las sombras de la base de la mesa de piedra donde desaparecerá.

El muchacho reposa aún sobre la losa y su cuerpo está está entumecido por el frío, pero un buen fuego y unas pieles le devolverá finalmente el color al rostro.


Una vez lamidas las heridas descubrieron que debajo de la mesa había un agujero circular excavado en la tierra de un brazo de anchura de lado a lado. El interior del pozo permanecia en tinieblas pero la luz de las antorchas mostró que era una especie de madriguera por la que un hombre podría avanzar arrastrándose sobre su pecho con cierta dificultad.

- Vale, bajo yo - dijo el bárbaro
- WTF! - profirió el resto de los jugadores - un placer conocerte -
- Tranquilos vine con un personaje nuevo ya creado. Previsor que es uno.

Al internarse por el agujero se encontró encajonado en un estrecho túnel que se internaba poco a poco en las profundidades de la tierra. Su extensión era de unos diez metros que parecían muchos más debido a la sensación de claustrofobia y a estar enterrado vivo bajo toneladas de tierra.

La única forma de ver algo era ir arrastrando una antorcha por delante, lo cual dificultaba sobremanera el avanzar por la madriguera.

Después de arrastrarse unos metros el valiente comenzó a escuchar un coro de tenues voces que cantan:

“¡Avanza, avanza conejito de blanca panza!

El lobo espera a tener la boca llena,

¡Araña, araña la piel con saña!

El lobo goloso se relame sin pena...”

En ese momento las paredes de tierra del túnel estallaron en una cascada de tierra y un campo de manitas grisáceas surgieron aferrando al jugador, arañandolo con su pútridas uñas y tironeado de su carne.

Pero se sobrepuso a todo ello y aún estando herido se deshizo del abrazo de las manos que lo aferraban y avanzó por la madriguera.

Llegó a un nicho de cuatro brazos de ancho y cuatro de alto dentro del cual yacían las momias resecas de una mujer con un niño acurrucado contra su pecho. 

Ambos habían muerto hace tiempo y obviamente son los cadáveres de la Sin Dientes y su hijo verdadero.

El bárbaro se vio confundido, mientras a su alrededor las paredes de tierra bullían con una insana simiente pero armándose arrimó la antorcha a los cuerpos, la carne seca ardió como una tea en unos segundos y el cadáver se desmoronó en cenizas mientras un espectral chillido el cual poco a poco se transformará en un sollozo taladró los oídos de todos los que en ese momento se encontraban en la tumba.

Su vuelta por la madriguera ante sus perplejos compañeros fue un paseo, ya no había manos que lo intentasen estrangular y el túnel parecía mucho más ancho.

En el pueblo la hazaña fue festejada y se les hizo entrega de dos pieles de oso blanco con un valor total de 100 monedas de oro cada una como recompensa. La reciente viuda les ofreció un sitio a su mesa y los jugadores le donaron uno de los cuchillos que encontraron.

Y con esto finalizamos la partida de la tarde.

1 comentario:

  1. Como siempre, mola. Esta a ver si la juego (JA JA JA, yo jugando, me entraría la risa si no fuera porque me da pena) porque me ha gustado especialmente.

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