¡Visita mi tienda en la Tostadora!

martes, 23 de enero de 2018

Allende la Mar Cuayada (VI): Artes marciales españolas.

Había que reconocer que el anís era bueno, aunque hay que decir que Don Álvaro llevaba dos semanas encerrado en la iglesia y se le había hecho el paladar a la sangre de cristo, de la cual quedaban pocas reservas, ya que la había catado tanto dentro como fuera de la liturgia. “Solo para templar los nervios” decía entre copa y copa.

El caso es que el anís era bueno, así que hizo la vista gorda cuando aquellos dos se le presentaron como batidores de la guardia civil, que acudían en vista al telegrama que había enviado pidiendo ayuda. Cosa que había hecho contraviniendo la voluntad de algunos del pueblo, pues en el monte había huidos y en esos casos, cuando la guardia civil acudía a limpiar, solían meter los focicos en los asuntos de pueblo, hubiese o no hubiese algo.

Las identificaciones parecían buenas, pero los hombres tenían un corte aún más patibulario que los de su gremio y se llamaban entre ellos mediante apodos. Uno era Mayao y el otro respondía a Luxo. El primero tenia el pecho consumido y solía liarse a toser, con estallidos de tuberculoso o minero, aunque por las durezas que tenia en sus dedos índices (el cura sabia un poco de estas cosas, pues había aprendido a temer esos callos) debía darle más a los dos fierros de marca Piñal que colgaban en su cinto que a empuñar el pico. El otro era un tipo seco y bien afeitado, con cierto deje portugués, que no cesaba de mascar tabaco mientras tallaba una virgen en un corcho con una navaya larga y plateada. Parecían hombres de cuajo, así que les contó lo que sabia. Que en el pueblo había tanto miedo que los hombres preferían estar en la mina antes que en casa, desde que los lobos andaban bajando del monte.

Aquello no eran lobos, pensó Mayao cuando él y Luxo se internaron en el bosque después de despedirse del cura. El parte de Radio Covadonga no andaba errado en pensar que era cosa de foriatus, pues un lobo (por muy animal que sea) no revienta las costillas a una vaca de esa forma, saca a una familia de su casa durante la noche, quiebra sus huesos para sorber el tuétano y los deja tan mondos que ni las moscas sacan provecho. Eso era cosa de los maquis. El problema de echarse al monte es que algunas veces el monte se echa a ti. Se lo habían pasado bien en la capital, arrastrando a un cura por la calle y pasando a cuchillo a algunos capataces de fábrica. Cosas de la justicia social y eso. Ya habían lidiado con esos asuntos, en la que la gente, ya sea por necesidad o que alguno llevaba algo dentro, cerraba pactos con el bosque y con lo que en el habita. Los oseros marearon un poco el telegrama del cura, con lo que la guardia civil tardaría un dia o dos en llegar, lo cual les daría tiempo para aventar la zona y determinar si la amenaza era de hombres o foriatus. Si los maquis continuaban siendo cristianos, entonces era cosa de la guardia, pero si era otra cosa podrían limpiar un poco el desaguisado antes de que acudieran y el asunto se desmadrase cuando desapareciese alguno de ellos en el monte y de él no quedase ni el capote.

Mayao clavó las madreñas en la tierra blanda, afianzándose en la cuesta apuntalada de arboles prietos en la que él y Luxo andaban. Se llevó un pañuelo a la boca para acallar una tos mientras bajaba la mano a la cintura, cerca de los piñales. A su espalda Luxo, que andaba musitando una tonada con su deje medio portugués, soltó un gargajo espeso de tabaco en la hoja de sus navajas. Tendría sangre de salutador por parte de su madre asturiana, pero sus maneras eran las de un gochu, aunque Mayao comprendía su costumbre de mascar tabaco, ya que le permitía salivar y escupir cuando era necesario.

El osero acarició de forma refleja las empuñaduras marfileñas de sus revólveres, dos recios Piñales en cuya madera había tallado un lema “andate vivo, pues de mi incluso los muertos se cuidan”. El ruido que había oído indicaba que algo avanzaba hacia ellos sin cuidado ni miramiento, así que no se extrañó cuando un lobazo grande y negro saltó de la espesura y lo derribó apoyando sus patas en su pecho. El hijo de puta tenia una cabeza tan grande como la de un ternero y pesaba como tal, pero Mayao lo esperaba y sacando sus piñales los hizo girar en su indice a través de la guarda y le propinó un golpe doble con la empuñadura detrás de las orejas, lo que sirvió para que la bestia se sorprendiese lo suficiente para que le diese tiempo a un nuevo giro y desjarretarle dos tiros dentro del morro y reventarle media cara. Aun así, el bicho no murió hasta que Luxo no le metió un par de puñaladas en el cuello cargadas de saliva y tabaco.

De entre los castaños salieron cinco animales más, entre los cuales destacaba un ejemplar tan grande como un burro y unos brillantes ojos azules. Que una de dos, o aquel era el Fernandez de Córdova de los lobos o aquellos no eran tales. Que cabrones los maquis, ya podía uno haberse transformado en home llobu y comido a los demás ¿pero cinco? Aquello iba a llevar tiempo.

ARTES MARCIALES
En la lucha contra los foriatus vale todo, tanto plomo, vara o puño. Así que lo mejor es estar preparado cuando las cosas se pongan feas y te veas obligado a luchar tanto contra vivos como  muertos.

He decidido tratar las artes marciales como ventajas independientes, ya que algunas de ellas no son demasiado ortodoxas y se alejan un tanto del modelo clásico.


Lucha leonesa.
Requisitos: Artista Marcial, FUE o AGI d8.
Este estilo de combate de origen celta es uno de los más antiguos de la península, siendo conservado por pastores, los cuales extendieron su práctica a través de la trashumancia. Algunos oseros han descubierto vinculaciones con el dios Candamo, dios de los lugares fronterizos, ya que esta lucha se usaba para dirimir los eternos conflictos entre ganaderos y labriegos en cuanto a los límites de las zonas de tránsito y de abrevado.

Basa su efectividad en una serie de “mañas”, las cuales son una serie de agarres y derribos. En un trabajo de campo, en el que se le despojará del carácter ritual, este estilo es particularmente efectivo para inmovilizar o dejar en una posición vulnerable al contrario.

El combatiente obtiene +2 a la maniobra de agarrar a un oponente y +2 a las tiradas de FUE o AGI para mantener la presa.



Zapatilla.
Requisitos: Artista Marcial, AGI d8.
Este estilo de combate derivado del savate es relativamente reciente en la península. Ha sido introducido por las Brigadas Internacionales francesas, aunque se conoce algún caso de practicantes más tempranos entre estibadores que trabajaron en el país vecino. De ellos viene el nombre de zapatilla, ya que es una traducción de chausson, el calzado común entre los estibadores franceses.

Esta modalidad se basa en el uso preferente de las piernas, en combinación de calzado pesado, como pueden ser botas herradas, madreñas o espuelas, lo cual añade contundencia a los golpes propinados. Todo combatiente gana un alcance de 1 cuando usa las piernas, y si viste madreñas, espuelas o cualquier calzado de suela fuerte un aumento en la tirada de pelea incrementará un paso su dado extra de daño.



Golpe de la Mano Abierta.
Requisitos: Artista Marcial, FUE d8.
Este poco ortodoxo estilo de combate, cuyo origen se desconoce, basa su efectividad en la fuerza y en la intimidación. Implica juntar los dedos de la mano y golpear al contrincante con la palma, preferentemente en la cara o en el cuello. Debe de ser un golpe seco, ya que así hay gran probabilidad de que genere un sonoro restrallo con capacidades intimidantes y aturdidoras.

Aquel que haya sido aturdido por los puños de un usuario del golpe de la mano abierta, tendrá un -2 a la tirada de Espíritu para librarse de ese estado. Si se ha obtenido un aumento en la tirada de Pelea, la bofetada sonará como un latigazo, lo cual proporcionará al atacante una acción gratuita para realizar una Prueba de Voluntad de Intimidar en el siguiente turno.


Barbero.
Requisitos: Arma Distintiva (cuchillo).
Este estilo de combate implica el uso de una navaja o cuchillo y compenetración a la hora de atacar en grupo. En un principio se le adjudica un origen caló, aunque esto puede implicar ciertas connotaciones negativas y erróneas; ya que el español, sea cual sea su origen, tiene tendencia a esparramar las tripas de su vecino cuando tiene una navaja a mano, odio en la mirada y se sabe bien acompañado.

El “barbero” proporciona un +1 a la bonificación de múltiples Oponentes. Ademas, el daño con navajas y cuchillos pasa a ser de FUE + d6, ya que el usuario sabe donde apoyar el pulgar para otorgar más fuerza al lance.

Xibladores (silbadores)
Requisitos: Arma Distintiva (cayado).
Dicen que la vara de Dios conforta y consuela, pues esa es su naturaleza, pero en manos de un paisano calludo es capaz de traer dolor y quebranto a aquellos que le deseen mal. Este estilo de lucha se basa en el uso de varas, cayados o cachabas, por lo que se cree que su origen viene de los trashumantes. En Asturias fue perfeccionado por los vaqueiros de alzada, en la soledad de las montañas, pues una vara de texo (tejo) tanto vale para aparecidos como para vivos y cuando los tiempos son turbulentos, de estos dos sobran en los caminos.

Los xibladores reciben su nombre debido al sonido que produce la vara o cayado al cortar el aire. Su entrenamiento les permite lanzar golpes precisos en los lugares más desprotegidos, con lo que cuando usan una de esas armas ganan una PA de 2. Ademas, la curvatura de las cachabas o el mango les permite usarlos a su favor, otorgándoles un +2 a las tiradas de trucos que impliquen su uso.

Camín del Fierro
Requisitos: Artista Marcial, Disparar d8.
Esta versátil técnica ha sido exclusivamente desarrollada por los oseros. Aunque algunos estudiosos afirman que su raíces se hunden en el propio Jovellanos, lo cierto es que su implementación es relativamente reciente. Su estilo de lucha se basa en el uso de armas de fuego, preferentemente pistolas y revólveres, las cuales son tratadas como un arma total, una extensión del cuerpo que permite mediante movimientos fluidos hacer el máximo daño posible al mayor número de oponentes posibles.

El practicante puede emplear una acción gratuita para hacer girar los “fierros” en su mano y alternar su uso como arma cuerpo cuerpo o distancia. Haciendo un daño de FUE+d4 en el primer caso y el normal del arma en el segundo. Ademas, todas las pistolas y revólveres pueden ser disparados usando una ráfaga corta.


No hay comentarios:

Publicar un comentario